En las últimas entradas hemos estado hablando de los tipos de cereal que se cultivaban, cuáles eran los más comunes, los mejores según Plinio y cómo se cosechaban mediante el trillado. Sin embargo, una vez habían recolectado, tenían que convertir el cereal en harina de alguna forma. ¿Cómo? Fácil, con los molinos.
Al igual que con los cereales, había distintos tipos:
- Mola trusatilis: es el molino más antiguo, usado incluso en época prerromana. Es un molino de pequeño tamaño formado por dos piedras cilíndricas con mucho más diámetro que altura y colocadas una sobre la otra. La piedra superior, móvil, es llamada catillus; la inferior, inmóvil, es llamada meta. Un eje central atravesaba el catillus y se incrustaba en la meta. Así, cuando se introducía el cereal entre las dos piedras el movimiento en el catillus generaba la fricción entre las dos piedras, moliendo así los granos y dando como resultado la harina.
- Mola asinaria o iumentaria: en Hispania fueron bastante usados, sobre todo en la Bética. Funcionaban gracias a la tracción animal (normalmente caballos o asnos), de ahí su nombre. Al igual que la Mola trusatilis tiene dos piezas principales: la meta, esta vez de forma cónica y el catillus, también hecho en piedra en una sola pieza, hueco y con forma de reloj de arena. A este último se le enganchaba un madero que se uncía al animal mediante un collar llamado molile. El catillus se encajaba sobre la meta y se introducía el grano por la parte superior, haciendo así que el grano se quedase en el hueco entre las dos partes. Cuando el animal giraba el catillus, la fricción convertía el grano en harina y caía en la plataforma bajo la meta para que fuera recogida con facilidad.
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Ilustración de Mola asinaria de Water-mills, windmills and horse-mills of South Africa porJames Walton (1974).
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Ilustración de Mola asinaria de With the World's People por John Clarck Ridpath (1912).
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Ilustración de Mola asinaria de la Asociación Italiana de Amigos del Molinos Históricos.
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- Molino hidráulico: hasta hace relativamente poco se creía que este tipo de molino se originó en la temprana Edad Media. Sin embargo no fue hasta los años 80 del siglo XX cuando se cambió esta idea. En esta década aparecieron en varios yacimientos arqueológicos una gran cantidad de molinos hidráulicos de los siglos II y III d.C., precisamente cuando menos testimonios escritos tenemos. En los siguientes siglos, sobre todo en el VI y en el VII la situación es a la inversa: había más testimonios escritos que arqueológicos. No obstante, desde entonces ha aumentado mucho el registro arqueológico, tanto que se han encontrado molinos hidráulicos por toda la extensión del Imperio romano (aunque en la Península Ibérica no hay tantos ejemplos como en otros países).
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Reconstrucción del molino hidráulico de Aventicum, 57-58 d.C. (Avenches, Suiza), en Los molinos hidráulicos en la Antigüedad por Juan Palomo y M. Pilar Fernández (2007). |
Los modelos más primitivos de los molinos hidráulicos tenían un rendimiento fijo determinado por la velocidad y el volumen del agua. Más tarde averiguaron que poniendo una piedra bajo un salto del agua se aumentaba la potencia del río, aumentando así el rendimiento de los molinos junto a ríos de poco caudal. Si el aporte del agua además se controlaba con compuertas, se podía variar la potencia del agua de manera más efectiva. En una hora podían llegar a moler 180 kg. de trigo, una cantidad muchísimo mayor que la Mola trusatilis, de solamente 5 kg. a la hora.
Dadas sus características, no era un molino rentable en muchas ocasiones (quitaba mano de obra y había que hacer una gran inversión para su construcción). No obstante, para los ejércitos fue una solución muy efectiva desde inicios de la época imperial. Su escasez de esclavos y animales no permitía que se fomentaran los dos primeros tipos de molinos de los que hemos hablado, y en cambio el molino hidráulico creaba trabajo para su construcción y tenía capacidad suficiente como para generar la harina necesaria para alimentar a las tropas.
Artículo de: Sara Alarcón
Bibliografía:
- (1988): Memorias de Historia Antigua, Instituto de Historia Antigua, tomo 15-16, Universidad de Oviedo: Oviedo.
- Escarpa, Alejandro (2000): Tecnología Romana, tomo 5, Ediciones Akal: Madrid.
- Palomo, Juan; M. Pilar Fernández (2007): "Los molinos hidráulicos en la Antigüedad" en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, tomo 19-20, pp. 499-524.
Muy buenas, te escribo para felicitarte por la entrada y decirte que me ha gustado mucho el tema de los molinos y descubrir la gran variedad que existen.
ResponderEliminarMuchas gracias y por cierto, me han gustado mucho las imágenes. :)
Vicente Guadalix Carreras