Es de todos sabido que después de una siembra y un próspero
crecimiento de las cosechas lo propio es proceder a la siega (mediante los
instrumentos que ya mencioné en la entrada anterior)
Si realizaban esta tarea con éxito lo siguiente que un
romano debía hacer en su proceso de transformación del cereal en alimento útil
era trillarlo.
El modo más cómodo (documentado) que tenían de transportar lo cosechado hasta los
lugares de trilla eran una serie de carretas (comúnmente llamadas en las
fuentes chirrión o chillón por el ruido que hacían las ruedas de madera al
girar sobre su eje) generalmente descritas en las fuentes como de cama
cuadrangular y ruedas macizas de una sola pieza.
Según la provincia en la que nos situamos la trilla se
llevaba a cabo en diferente lugar, en el caso de la Península ibérica y gran
parte de la zona mediterránea del territorio romano esto se realizaba en un
lugar que se ha mantenido hasta nuestros días; en la Era
La Era
era y es un lugar en extensión que permite, gracias a las condiciones climáticas,
extender el cereal en un terreno de grandes proporciones sin que este se moje. Los
romanos debían realizar la roza del terreno de la Era, trabajo arduo ante todo
por las dimensiones en las que tenían que hacerlo. El siguiente paso consiste
en la cava de dicha roza, para antes de extender el cereal, “regar” el terreno
cavado con una mezcla de alpechín (liquido de tonalidad negruzca y pestilente olor hecho a base de aceitunas
apiladas antes de la molienda que presionadas y centrifugadas dan una pasta sin aceite) y paja
para repeler a las hormigas y ratones que podían comerse el fruto de su
esfuerzo.
Las fuentes nos proporcionan
diversas maneras de fabricar la mezcla de alpechín con paja y el
acondicionamiento del suelo tras la cava:
- Paladio sugiere que sea enlosado o tallado en la roca o compactada la mezcla mediante pisotones y paso de los animales de carga para ser cerrada y protegida ante la entrada de otros animales en el área mientras se procede a la trilla
- Otras fuentes dicen que se pisaba el suelo (no distinguen si pisado humano, de tracción animal o de ambas partes) o se compacta con una piedra de molino (mola compacta) para triturar la pasta al tiempo que se iba echando la paja.
- Se trillaba la mies (el cereal ya maduro y recolectado) messis ipsa alibi tribulis in área con aperos (siendo este método el más empleado en la región de la Bética)
- Otro de los métodos, el menos evolucionado de todos y que aún se emplea en el sur de la Península Ibérica, era con el paso de la caballería para separar el grano de la planta (alibi equatum gressibus exteritum)
- El tercer y último método consistía en golpear la parva con estacas, separando así del mismo modo el cereal de la paja como en el modo anterior (alibi perticis flagellatur). Centrando su zona de influencia en el norte de la Península se puede asociar al uso del mayal (formado por dos bastones con correaje cuyo palo más largo sirve de mango y el otro, más corto y más grueso, se usa para golpear la planta de cereal)
Pero con todo esto aún no estaba el
proceso terminado, se extendían pues los haces de cereal. Basándonos en las
fuentes de los agrónomos y de Plinio existían tres modos posibles de trillar el
cereal (centeno, trigo…) solo en el terreno que comprendía Hispania.
El primer tipo se trata del trillo propiamente dicho
valga la redundancia (trubulum), el
cual es una plataforma de madera con una argolla hecha de madera que se une a
la yunta. En la parte inferior de la plataforma van incrustados ciertos trozos
de piedra de sílex o hierro que van arrancando el grano de la espiga debido a
la presión ejercida.
El segundo
tipo de trillo es el nombrado Narria o Traha (sin pruebas de uso en Hispania). Este
se trata más que de un trillo al uso de una herramienta compuesta por una
especie de azada con dientes muy fuertes y púas que sirve para extender el
grano y separarlo (al igual que un trillo común). Solo podríamos considerarlo
un verdadero trillo si aceptamos la traducción de Traha como cajón de un carro,
porque eso significaría que podría cargarse un peso en dicho cajón y realizar
perfectamente la función de presión del grano.
El tercer y último tipo de trillo que describe
Varron es el conocido como carrito cartaginés. Se compone por un carro de baja
altura que con pequeñas dimensiones y montado sobre sendos ejes de hierro y girándolos
cortan las mieses.
Todo lo que Varron nos relata en sus fuentes puede
ser contrastado después en las fuentes de los agrónomos romanas y en los
escritos de Plinio. Y no solo eso, tenemos constancia de que estas fueron
evolucionando hasta encontrarnos tribulum
llevados por caballos o bueyes (se han encontrado los arreajes que unían el tribulum a los animales de carga)
Al igual que mi investigación sobre los trillos se
ha dirigido básicamente por las fuentes de Varron podemos remitirnos a
cualquier otro autor que trate las cuestiones agrícolas romanas (Plinio, como
he mencionado en alguna ocasión, es bueno para esta tarea) y nos encontraremos
que no diferirán mucho a lo que os he traído en esta entrada.
Firmando: Claudia González Bravo.
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