sábado, 22 de octubre de 2016

Trillado: el paso tras el gran esfuerzo de la siembra

Es de todos sabido que después de una siembra y un próspero crecimiento de las cosechas lo propio es proceder a la siega (mediante los instrumentos que ya mencioné en la entrada anterior)

Si realizaban esta tarea con éxito lo siguiente que un romano debía hacer en su proceso de transformación del cereal en alimento útil era trillarlo. 

El modo más cómodo (documentado) que tenían de transportar lo cosechado hasta los lugares de trilla eran una serie de carretas (comúnmente llamadas en las fuentes chirrión o chillón por el ruido que hacían las ruedas de madera al girar sobre su eje) generalmente  descritas en las fuentes como de cama cuadrangular y ruedas macizas de una sola pieza.
Según la provincia en la que nos situamos la trilla se llevaba a cabo en diferente lugar, en el caso de la Península ibérica y gran parte de la zona mediterránea del territorio romano esto se realizaba en un lugar que se ha mantenido hasta nuestros días; en la Era
La Era era y es un lugar en extensión que permite, gracias a las condiciones climáticas, extender el cereal en un terreno de grandes proporciones sin que este se moje. Los romanos debían realizar la roza del terreno de la Era, trabajo arduo ante todo por las dimensiones en las que tenían que hacerlo. El siguiente paso consiste en la cava de dicha roza, para antes de extender el cereal, “regar” el terreno cavado con una mezcla de alpechín (liquido de tonalidad negruzca y  pestilente olor hecho a base de aceitunas apiladas antes de la molienda que  presionadas y  centrifugadas dan una pasta sin aceite) y paja para repeler a las hormigas y ratones que podían comerse el fruto de su esfuerzo.

Las fuentes nos proporcionan diversas maneras de fabricar la mezcla de alpechín con paja y el acondicionamiento del suelo tras la cava:



  •       Paladio sugiere que sea enlosado o tallado en la roca o compactada la mezcla mediante pisotones y paso de los animales de carga para ser cerrada y protegida ante la entrada de otros animales en el área mientras se procede a la trilla
  •     Otras fuentes dicen que se pisaba el suelo (no distinguen si pisado humano, de tracción animal o de ambas partes) o se compacta con una piedra de molino (mola compacta) para triturar la pasta al tiempo que se iba echando la paja.
  •           Se trillaba la mies (el cereal ya maduro y recolectado) messis ipsa alibi tribulis in área con aperos (siendo este método el más empleado en la región de la Bética)
  •           Otro de los métodos, el menos evolucionado de todos y que aún se emplea en el sur de la Península Ibérica, era con el paso de la caballería para separar el grano de la planta (alibi equatum gressibus exteritum)
  •           El tercer y último método consistía en golpear la parva con estacas, separando así del mismo modo el cereal de la paja como en el modo anterior (alibi perticis flagellatur). Centrando su zona de influencia en el norte de la Península se puede asociar al uso del mayal (formado por dos bastones con correaje cuyo palo más largo sirve de mango y el otro, más corto y más grueso, se usa para golpear la planta de cereal)
Hablemos ahora del trillo en sí, pues no podemos hablar del trillaje sin comentar el instrumento que le da nombre al propio proceso de trilla. Para esta tarea también nos remitiremos a las fuentes, en este caso a Varron.Varron apunta  con todo lujo de detalles tres tipos diferenciados de trillos: 


Pero con todo esto aún no estaba el proceso terminado, se extendían pues los haces de cereal. Basándonos en las fuentes de los agrónomos y de Plinio existían tres modos posibles de trillar el cereal (centeno, trigo…) solo en el terreno que comprendía Hispania.


El primer tipo se trata del trillo propiamente dicho valga la redundancia (trubulum), el cual es una plataforma de madera con una argolla hecha de madera que se une a la yunta. En la parte inferior de la plataforma van incrustados ciertos trozos de piedra de sílex o hierro que van arrancando el grano de la espiga debido a la presión ejercida.

 El segundo tipo de trillo es el nombrado Narria o Traha (sin pruebas de uso en Hispania). Este se trata más que de un trillo al uso de una herramienta compuesta por una especie de azada con dientes muy fuertes y púas que sirve para extender el grano y separarlo (al igual que un trillo común). Solo podríamos considerarlo un verdadero trillo si aceptamos la traducción de Traha como cajón de un carro, porque eso significaría que podría cargarse un peso en dicho cajón y realizar perfectamente la función de presión del grano.

El tercer y último tipo de trillo que describe Varron es el conocido como carrito cartaginés. Se compone por un carro de baja altura que con pequeñas dimensiones y montado sobre sendos ejes de hierro y girándolos cortan las mieses.


Todo lo que Varron nos relata en sus fuentes puede ser contrastado después en las fuentes de los agrónomos romanas y en los escritos de Plinio. Y no solo eso, tenemos constancia de que estas fueron evolucionando hasta encontrarnos tribulum llevados por caballos o bueyes (se han encontrado los arreajes que unían el tribulum a los animales de carga)

Al igual que mi investigación sobre los trillos se ha dirigido básicamente por las fuentes de Varron podemos remitirnos a cualquier otro autor que trate las cuestiones agrícolas romanas (Plinio, como he mencionado en alguna ocasión, es bueno para esta tarea) y nos encontraremos que no diferirán mucho a lo que os he traído en esta entrada.

Firmando: Claudia González Bravo. 



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